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Absenta: J'étais l'inspiration_silbidos en la noche

Absenta: J'étais l'inspiration_silbidos en la noche Hay días en los que uno tararea una canción y al cabo de un rato se da
cuenta que en realidad, aquella canción que tararea seigue siendo aquella que
aborrecía en el ascensor del supermercado en medio de un remolino de bolsas de
plástico que huelen a cebolla.

Pero ya no estamos en el supermercado, paseamos por la pequeña rambla peatonal. El
tararear nos hace sentir cómodos. Es una forma de hacer familiar aquello que alguna
vez no lo fue. Genera una zona afectiva en la que nos reconocemos ya no como
extraños (aunque tenga su gracia devenir extranjero en su pròpia tierra).

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Así que con esa familiaridad que se le presupone, piensen que uno se desplaza con
su albornoz y sus zapatillas de andar por casa. Y con esa tranquilidad irreflexiva
me gustaría ir introduciendo aquellas reflexiones que nunca me dejaron poner en
ningún trabajo:

Algunas son un farol vestidas de erudición, otras son medias verdades y otras
realmente creo que estan bién. Sirva como anticipo: "Puedo escribir los versos más
absurdos esta noche"

Seguimos;
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...De repente, al saber de nuestro tarareo, de nuestro silbido recurrente, sabemos
que no sómos los únicos en oirlo. Hay más gente en la calle que nos mira. Uy...no
quiero que piensen que me gusta esta canción chusmona de supemercado...mejor sílbo
otra cosa...a ver...que encuentro...puedo silbar el estribillo de "diamond
sea"..si..eso estaría bien...Uf...Antes tarareaba una canción que oí una vez en una
película de terror. El asesino la cantaba cada vez que terminaba la
faena...Desafortunadamente una cantante con poca gracia y una habilidad pasmosa
para aparentar seriedad en medio de la escenografía más casposa se adueño de ese
silbido para hacer una versión "trance". "The killer song"...

Ahora ya no me siento comodo tarareando la canción. No me devuelve una imagen
familiar allí donde la escucho. Como antes si ocurria. Un extraño ritornello
devuelto de forma truncada, pero truncada para mal. A veces un fallo resulta ser un
uso imprevisto que aporta algo, como los Ketama cuando introducieron el sonido de
un telefono móvil que sono durante su grabación..."Tengo un caballo galopando por
mis venas...ay! Ay!..." (Ktama nunca cantó eso, pero siempre lo asocio con ellos).
En este caso, como digo, se truncó para mal.

Que tiempo a transcurrido desde que empiezo a tararear de forma automática hasta
que soy consciente que estoy tarareando y me entra verguenza?

No es tiempo cronológico, no es cronos, es aión. Acontecimiento a piñoneti, como
dirían algunos.

Quizás Margarito Ledesmas, aquel poeta, poseedor de un perro que llamaba Azabache,
que pensaba que Milo el escultor de Venus era en realidad un mote y que su
verdadero nombre era Emilio sepa la respuesta.

Como decíamos, tararear constituye zonas afectivas en las que nos reconocemos. Hay
aquí en este blog algo de familiar (pero a decir verdad poco tarareo últimamente)

Hace algunos años recuerdo que iba con el hombre andante (Walkman en tierras
angloparlantes) con algo de betlehem, Satyricon, Nile...saturandome los oídos. Una
auténtica pantalla sonora que generalmente llevaba un mensaje implícito que podía
resumirse en " si una vieja se te acreca y te pregunta para cruzar la calle:

1.-Mirala con mala cara
2.-Gruñe
3.-Asústala
4.-Deja un rastro de sangre detrás tuyo cuando te vayas

Luego unx ya se cansa del sonido cafetera explosiva... Pero realmente al hechar la
vista atras reconocemos que esa música tenia esa extraña forma de hacer "familias".

Si dejamos el tarareo momentaneamente, podemos centrarnos en los días
1+1+1+1+1+1+1+1+1+1+1+ "nihil novum sub solis"...hasta que un día te levantas y
aparecen las farolas, las papeleras municipales, los edificios (we wear buildings),
los arboles plantados siguiendo una rigurosa línea recta...aparecen como nunca
antes habían aparecido. De pronto los vemos dispuestos como si de una plantilla
verde césped de Lego o Tente se tratara. Como si la farola fuera un objeto a
modificar, a levantar y poner en otro sitio. Todo lo que antes aparecia como fijo
ahora aparece como móvil. Como asible, manejable, transportable, recombinable...No
es ninguna extraña mezcla de mezcal con gusano ni de mescalina. Es sólo una
perspectiva, un estado de ánimo o una disposición del "élan vital", no lo se...pero
generalmente cuando despiertas ves la misma calle con los mismos ojos, los mismos
cruces de vías con los mismos ojos, las mismas protesis visuales para los mismos
FX.

Pero esta vez era distinto, una sensación como de hombre grande [ya que tan afines
somos a la crianza de hombres pequeños (aka Sloterdijk)]
Y no recordamos que extraña poción ingerimos la noche anterior. Y mañana sabemos
que no va a ser igual. Así que aprovechamos...
Efectivamente, mañana no suele ser ayer.
Y como un extraño ritornello de hace años "Elend":

"And In the ocean of my soul
The waters were so calm
that one could hear the dying of light"

CZL

2 comentarios

Anónimo -

ritornellos -

Hay en todo esto millares de familiaridades. Lugares comunes que persisten ahí, como afectividades de un pasado próximo. Sonrisas.

Recuerdo escenas en familia durante mi adolescencia y tardía niñez. Escenas de una comida cualquiera de cualquier dia de la semana en las que a menudo (mas a menudo de lo deseado) se producian unas leves explosiones, destellos sonoros, eruptos en fin. Recuerdo que solian provenir de diferentes puntos: hoy tu, después yo, mañana él. Siempre se castigaba con un sermón, harto inútil, inoperante hasta la saciedad; pero perseverantemente insitente en materia de excelencia para en público. Recuerdo concretamente lo que se solia decir en dichos momentos delante de la regañina: "ya veras como, a fuerza de hacerlo, va a llegar un dia en que ni te daras cuenta que eruptas y vas a soltar uno en público. Todos pensaran que eres un cerdo". Se respondia siempre a base de negativas. Me ha pasado. Si, lo confieso, me he eruptado delante de gente poco conocida (no recuerdo concreciones pero estoy convencido de ello). En vez de rechazo, se ha creado complicidad, el erupto nos ha unido en ese momento. No dejamos ni un moment de idealizar las convenciones sociales, esos corsés deterministas, que en realidad superan expectativas.

Pero, ahora que me doy cuenta, yo respondia a otra cosa. No pretendia hacer apología del uso social del erupto. Mis dedos son rebeldes.

El silbido del asesino es como el erupto. Nuestro erupto común de cada dia, el que nos recuerda cada vez quienes somos y donde estamos. Actualiza.

CZL