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CriticalWorkshop

La insurgencia europrecaria

Franco Berardi "Bifo" - 25/03/2006
Traducción: Emilio Sadier. Buenos Aires, Argentina. Marzo 2006
Un nuevo ciclo europeo
La lucha de los precarios cognitivos franceses puede ser el inicio de un nuevo ciclo político y cultural en Europa. Han ocupado las escuelas con la conciencia de ser al mismo tiempo estudiantes, trabajadores cognitivos y precarios del ciclo fluido del capital recombinante. Y esto representa un hecho nuevo, que no se había jamás manifestado, con esta claridad, en las luchas estudiantiles precedentes.
Que quede bien claro: los precarios cognitivos franceses colocan una cuestión que es directamente europea, aún si es verdad, como dice Villepine, que el CPE es mucho mejor que los reglamentos esclavistas que gobiernan otros países, Italia el primero de ellos. La ley Biagi y el paquete Treu son cien veces peores que el CPE que los estudiantes franceses están combatiendo.
Por esto es claro que si aquellos vencen la cuestión se pondrá inmediatamente en cada uno de los otros países europeos.
Si los estudiantes franceses consiguen golpear el CPE esto no significará por cierto que hayan derrotado la precariedad, querrá decir solamente que habrán rechazado la formalización jurídica de la precarización. Y por lo tanto habrán abierto una fase nueva en la historia social europea. Una fase de lucha y de invención social que más allá del esclavismo liberal permita formular nuevas reglas, nuevos criterios de regulación de la relación trabajo-capital.
Corazón negro
La precariedad no es un elemento particular de la relación productiva sino el corazón negro del proceso de producción capitalista en la esfera de la red global en la que circula un flujo continuo de info-trabajo fractalizado y recombinante. La precariedad es el elemento transformador de todo el ciclo de producción. Nadie queda a salvo. El salario de los trabajadores temporarios es golpeado, reducido, usurpado, la vida de todos es amenazada por la precarización.
El info-trabajo digitalizado puede ser fragmentado en forma fractal al punto de ser recombinado en una sede separada de aquella en que el trabajo es dispuesto.
Desde el punto de vista de la valorización del capital el flujo es continuo, pero desde el punto de vista de la existencia y del tiempo vivido por los trabajadores cognitivos la prestación de trabajo tiene carácter de fragmentariedad recombinable en forma celular. Células pulsantes de trabajo se encienden y se apagan en el gran cuadro de control de la producción global.
El info-trabajo es precarizado no por una maldad contingente de los patrones sino por la simple razón de que la disposición de tiempo puede ser desligada de la persona física y jurídica del trabajador, océano de células valorizantes convocadas celular y recombinantemente por la subjetividad del capital.
Renta de existencia o esclavitud
Por esto es preciso reconceptualizar la relación entre capital recombinante y trabajo cognitivo, y es necesario dotarse de un nuevo esquema de referencia. Dado que se ha vuelto imposible una contratación del costo del trabajo fundada sobre la persona jurídica, dado que la prestación de tiempo productivo abstracto es desligada de la persona individual del trabajador, la forma tradicional del salario está fuera de carrera, no garantiza más nada. Tan es así que la retribución del trabajo dependiente tiende constantemente a disminuir y tienden a reconstituirse todas las condiciones del trabajo esclavo.
Es cierto que aumentan los puestos de trabajo, pero disminuye el monto salarial global.
Pero la desocupación es mucho mejor que la esclavitud. Y esto lo han entendido los rebeldes del marzo francés, que rechazan el chantaje patronal: si querés trabajo aceptá la esclavitud.
La lucha de los precarios franceses pone a la orden del día el problema del salario como problema político global, y reclama a grandes voces una nueva forma: la renta de existencia desligada del trabajo.
La renta de existencia ya no puede ser más considerada una consigna extremista. Es la única posibilidad de huir de la constitución de un régimen esclavista generalizado de la relación del trabajo.
Naturalmente no será jamás posible hablar de renta de existencia mientras los criterios del gobierno de la sociedad permanezcan vinculados al esquema conceptual de la economía de crecimiento, es decir al predominio de la acumulación respecto de los intereses sociales. Los vínculos del crecimiento y de la competitividad que se difunden como leyes naturales del pensamiento dogmático liberal (y aceptados como tales por la izquierda incapaz de pensamiento autónomo no dogmático) son en realidad reglas estables en base a una relación de fuerzas que las tecnologías digitales han desbalanceado a favor del capital a través de la desterritorialización del trabajo.
Las reglas y la fuerza
Las reglas no son inmutables, y no existe ninguna regla que imponga respetar las reglas.
Esto es algo que la izquierda legalista nunca ha entendido. Firme a la idea de que es necesario respetar las reglas, no ha sabido sostener la confrontación sobre el nuevo terreno inaugurado por las tecnologías digitales y por la globalización del ciclo del info-trabajo.
La derecha, por el contrario, lo ha entendido perfectamente bien y ha subvertido las reglas que habían sido establecidas en un siglo de historia sindical.
En el modo de producción industrial clásico, la regla se fundaba en una relación rígida entre el trabajo y el capital, y sobre la posibilidad de determinar el valor de una mercancía en base al tiempo de trabajo socialmente necesario. Pero en la forma recombinante del capital, basado en la explotación del info-trabajo fluido, no existe más ninguna relación determinista entre tiempo de trabajo y valor.
No debemos restaurar las reglas que la derecha ha violado, debemos inventar reglas nuevas adecuadas a la forma fluida de la relación trabajo-capital, que no conoce más ningún determinismo cuantitativo tiempo-valor, y por lo tanto no conoce más ninguna constante necesaria en las relaciones entre medidas económicas.
Insurrección cultural en Europa
Luego de las elecciones en Italia deberá abrirse un proceso de insurrección cultural generalizada con la forma precarizada de la existencia. Echar a la derecha servirá solo para quitar el instrumento del poder político de manos de gente peligrosa, pero la batalla empezará después, y debemos conseguir ubicarla bajo el signo de la renta de existencia desligada del proceso fluido de prestación celular recombinante.
La lucha de los estudiantes franceses puede tener un efecto de relanzamiento del proceso europeo. El NO francés al referéndum sobre la carta constitucional europea estaba motivado esencialmente por el rechazo de la precarización y de devaluación del salario.
Hoy vemos la cara propositiva de aquel NO.
El proceso europeo no puede estar gobernado por los intereses del capital, tanto sea éste proteccionista o globalizador. Sólo el trabajo, en su proceso de recomposición social, puede funcionar como fuente del derecho y de la cultura europea.
Esta es otra de las lecciones del marzo francés.

El código como acto de habla performativo

Inke Arns (inke.arns@snafu.de)
Directora artística de Hartware MedienKunstVerein

[podeu trobar l’article sencer a  http://www.uoc.edu/artnodes/esp/art/arns0505.html]

Resumen

El arte software implica una actividad artística que, gracias a su medio –o, más bien, a su material–, hace posible una reflexión crítica sobre el propio software (y sobre su impacto cultural). Así, el software puede destacar los subtextos estéticos y políticos de cuestiones técnicas aparentemente neutrales. En este artículo la autora argumenta que, para el arte software, resulta mucho más interesante la noción de performatividad del código que su naturaleza generativa. Este concepto –tomado de la teoría de los actos de habla– no sólo implica la habilidad de producir en un contexto técnico, sino que también abarca las implicaciones y repercusiones del código en términos de estética, política y sociedad. Proponemos la noción de la performatividad del código como una de las razones del creciente interés de los artistas contemporáneos en usar el software como material artístico.

Palabras clave

arte software, arte generativo, código, performatividad

Derivando ravalama

Derivando ravalama RAWAL, zona fronteriza. Barrio en que las divisiones entre las que vivimos se trastocan. Si finalmente te has descubierto el género, el sexo, la clase o la étnia, piérdelas con nosotras chispeando por el raval.

De cómo nos transformamos actuando y derivando por el Raval

Queremos ver las formas de relación (cooperación y conflicto) que surgen en espacios complejos en que diferentes categorías sociales (orígenes nacionales y culturales, género, opción sexual, clase social…) se encuentran en interacción. Este es un fenómeno cada vez más frecuente en los contextos multiculturales de las sociedades post-industriales, para estudiarlo nos centramos en un barrio específico de Barcelona –el Raval- caracterizado por su profunda transformación tanto urbanística como demográfica, en la que confluyen múltiples categorías sociales.
Las aproximaciones habituales consideran la situación como problemática sin incidir en las condiciones estructurales que la generan ni explorar la forma en que las personas generan estrategias de convivencia frente a esta situación. Reconociendo el carácter complejo del fenómeno, hemos escogido como metodología la deriva: se trata de preguntar caminando, seguir las trayectorias de las participantes en lugar de imponerles un camino a seguir (cuestionario, guión de entrevistas…). La deriva es impredecible y nos lleva a lugares y situaciones nuevas, nos enfrenta a nuevos significados y nos obliga a crear otros.

Deambulando por las páginas a continuación aparecerá nuestra visión del barrio. Una cartografía como muchas otras, pero nos encantará que la leas y que compartas la tuya con nosotras.

Cartografias colectivas, deriva[te] y comparte[te]

No más arte, sólo vida

Laura Baigorri, agost de 2001

La red se ha presentado siempre como "el mejor escenario posible" para ejercer la crítica social desde la perspectiva del arte. Siguiendo la tradición iniciada por el vídeo como medio tecnológico idóneo para el arte y la comunicación (sector contrainformación), la amplificación del potencial de difusión que nos ha ofrecido Internet ha sido concluyente para hacernos recaer en un razonable determinismo tecnológico. Porque sí existen determinadas especificidades del medio que favorecen el artivismo.

A partir de los 70, y siendo ya un hecho la implantación del postulado arte=vida, quienes utilizaban el vídeo de una manera alternativa vivían su vida cultural, social y política sin establecer barreras ni distinciones; artistas y activistas no sólo estaban estrechamente relacionados, sino que muchas veces eran la misma persona. Esta situación encuentra hoy en día su correlativo en la red: puntualmente sí se establecen distinciones entre artistas y activistas, pero son numerosos los casos de artistas cuyas propuestas parten de la denuncia -cultural, social y política- con la intención de restablecer la función social del arte. Es decir, que de nuevo artista y activista coinciden en la misma persona, en este caso el artivista.
No obstante, de la misma manera que entonces el arte se desplazó hacia el territorio de lo político -aunque también podríamos asegurar que nunca se movió de allí - su nomadismo hacia otros sectores resulta necesario e imparable. En 1920 Breton sorprendía al mundo afirmando: "Dadá es un estado de ánimo"; y en 1970, desde la perspectiva rompedora del vídeo, Nam June Paik puntualizaba: "Fluxus es una forma de vida, no un concepto artístico". Pues bien, en 1999, el lema del colectivo alemán Chaos Computer Club vuelve a ser contundente: "Ser hacker no es un asunto técnico. Es un estilo de vida". (hacking=vida)
No resulta extraño, pues, que actualmente resulte difícil establecer claras delimitaciones entre el ejercicio del arte y el puro activismo, no resulta extraño que desde la red se asuman con normalidad todo tipo de cruces e hibridaciones que diluyen las fronteras entre métodos, disciplinas, especialidades, ...entre las múltiples facetas de una única vida.

Pero el mundo del arte en general -el presencial y el de la red- sigue siendo un contexto elitista donde desarrollar la crítica porque, en último término, sus dominios siempre han pertenecido al territorio de la simulación. Seamos realistas, los estamentos políticos de nuestra cultura occidental jamás se han desestabilizado por el efecto de propuestas artísticas que cuestionen alguno de sus intereses, puesto que la endogamia propia del medio ya se ha encargado por sí misma de dificultar su difusión más allá del contexto puramente artístico. Ante este tipo de eventualidades la respuesta institucional suele coincidir: -"No es problema, sólo son artistas".

Esta pérdida de credibilidad está fundamentada en tres premisas.
Una: las connotaciones irónico-lúdicas, implícitas en la mayoría de obras de arte políticas, favorecen la ausencia de "peligrosidad" -aún a pesar de la inherente capacidad corrosiva del humor-, de manera que resulta mucho más fácil digerirlo todo como un juego.
Dos: los artistas pretenden incitar a la reflexión a una población que se resiste a hacerlo; la inercia que caracteriza a las masas -"Se les da sentido, quieren espectáculo"- ya es en sí misma una garantía de fracaso ante las propuestas polítizadas. En la era del marketing espectacular, el primer obstáculo con el que se enfrenta el activismo de la red continua siendo la falta de deseo.
Tres: La capacidad de absorción institucional del arte politico resulta devastadora y favorece la pérdida de sentido -"Todo acto de rebelión, al menos tal como había sido concebido por la modernidad, acaba siendo asimilado por el sistema que lo hace posible"-.

A partir del momento en que se contextualiza una acción activista en el terreno artístico, ésta pierde su poder, porque "se sabe que tan sólo se trata de una simulación". El arte ha dejado de ser vida para convertirse en simulador de vida. Y cuando la simulación del arte se da en el territorio de la simulación por excelencia, en el territorio de la red, la acción corre el riesgo de diluirse en la mera ingeniosidad de la anécdota.
Por otra parte, no deja de ser representativo que el espacio de difusión de estas actividades determine el deseo de reconocimiento o anonimato de sus practicantes: mientras que en los casos de desobediencia civil electrónica, que se desarrollan mayoritariamente en contextos culturales y artísticos, como Rhizome o Ars Electrónica, los impulsores de estas propuestas no ocultan su identidad, los hackers politizados intentan permanecer siempre en el anonimato. Por algo será.

No se trata de replantear genéricamente el papel del arte y del artista en la sociedad espectacular (que Debord ya propusiera con extrema lucidez e implacabilidad hace casi cincuenta años), sino de comenzar a pensar el activismo al margen del mundo del arte -que no quiere decir carente de una visión creativa o artística-. No se trata de desvirtuar, o minimizar, la imprescindible función teorética y social del arte, sino de determinar con precisión la singularidad de un arte activista, cuyo valor o provecho (también) se mide por el aporte de contenidos teórico/plásticos, o por su potencial reflexivo, pero, sobre todo, por la efectividad de sus acciones: es decir, por su verdadero impacto social. Y en la red, los proyectos artivistas son tanto más efectivos cuanto más consiguen distanciarse del reducto simulador del arte.

Uno de los últimos proyectos que más se ha aproximado a este objetivo es Voteauction.com, una inteligente página web maquinada por el joven James Baumgartner y posteriormente absorbida por el colectivo rtmark. A grandes rasgos, su propuesta plantea sustituir las ineficientes instituciones democráticas (como el sistema de elecciones norteamericano, por ejemplo) por pragmáticas soluciones empresariales del sector privado. La idea es muy simple: subastar los votos presidenciales de los ciudadanos al mejor postor corporativo; su lema: "Bringing Capitalism and Democracy Closer Together".
Todo comenzó en marzo de 2000 con la aparición de una página web que proponía a los desencantados y/o dubitativos electores norteamericanos vender sus votos de cara a las próximas elecciones presidenciales (7/11/2000) capitaneadas por Gore y Bush. La operación se completaba con la compra de estos mismos votos por compañías privadas que debían pujar entre sí para conseguirlos; así, semana a semana, los usuarios de la página pudieron comprobar a través de un simplificado panel informativo la cotización de estos votos en función del estado al que pertenecían.
Por supuesto, se trataba de un simple proyecto de simulación que Baumgartner se encargaba de actualizar periódicamente con datos inventados, pero la repercusión mediática no se hizo esperar: fueron numerosos los artículos de prensa y las entrevistas televisadas, tanto a los indignados y desconcertados políticos, como a los flemáticos responsables de la página; incluso algún telediario español dedicó imágenes y comentarios a la noticia. En cualquier parte del mundo, los periodistas que cubrieron la historia no pudieron evitar mencionar aquéllo que su autor estaba esperando: que las empresas privadas siempre han comprado votos durante las elecciones norteamericanas.
Debido a su contextualización independiente -y, sobre todo, ajena al mundo del arte-, y a su impecable look empresarial, Voteauction.com se convirtió en un verdadero proyecto táctico que ha funcionado como paradigma del "caballo de troya" mediático.
Analizando los diferentes planos que se ponen en juego, asistiremos al extraño cruce que se produce entre:

a) una situación real que roza la virtualidad, o por lo menos el surrealismo: la gobernabilidad de una nación a través de un "sistema democrático" que no otorga la victoria presidencial a quien más votos consigue.

b) la influencia de los espacios mediáticos tradicionales (aquí ya no me atrevo a asegurar si se trata de realidad o de virtualidad)

c) y la repercusión del espacio desterritorializado de la red en la esfera pública.

La principal virtud de esta experiencia es que mantiene su espacio de convocatoria y difusión en la red, mientras sus objetivos y efectos provocan una serie de consecuencias en el mundo real. Además del eco mediático, cuya misión ha sido incitar a la reflexión sobre la corrupción del sistema electoral norteamericano y sobre la democracia, una de las secuelas reales que Voteauction.com ha traído consigo tras el escándalo es la deuda contraída por Baumgartner para costearse su defensa ante los tribunales. Pero digamos que la parte más físicamente tangible de los efectos provocados por esta situación se alcanzó cuando llamaron a su puerta algunos agentes del FBI con la intención de intimidarle. Por supuesto, lo consiguieron.
Este mismo año en Vitoria, durante la presentación del proyecto en España, Baumgartner aseguró que su principal error fue afirmar en una de las entrevistas que era un estudiante de arte. Esta declaración -junto con (todo hay que decirlo) la explicación pormenorizada que se vió forzado a dar a "los hombres de negro"- fue determinate para que todo comenzara a perder consistencia. No obstante, cabe preguntarse cual sería la repercusión de sus actos hoy en día si hubiese decidido mantener en secreto su procedencia artística.

Quizás la respuesta a estos problemas de "disolución" radique en extrapolar las acciones comprometidas del contexto artistico, en perseguir la suplantación (que se da en la vida) antes que la simulación (que se da en el arte). -simular es fingir tener lo que no se tiene o hacerse pasar por lo que no es: aparentar, imitar, disfrazar, falsear; suplantar es ocupar el lugar de otro: sustituir, desbancar, reemplazar, suplir-. Los dos términos resultan tan próximos que incluso Baudrillard los utiliza indistintamente en sus textos, pero desde aquí vamos a proponer una diferencia -definitiva- entre ambos: que la segunda acepción no tenga retorno. En la simulación (del arte) la conciencia del engaño se encuentra presente durante todo el tiempo que dura la representación, pero cuando se instaura la suplantación (de la vida), la volundad de sustitución es rotunda; ya no hay engaño, sólo una nueva versión de los hechos que reemplaza y desbanca la anterior.

Ello implicaría que los artivistas jamás llegasen a desvelar ni su contexto, ni sus objetivos iniciales, pero ¿cómo pedirle a un artista que renuncie a su ego y no desvele nunca que "en realidad" se trataba de una acción artística? -eso significaría renunciar a la mayor (y a veces única) compensación de su labor: el reconocimiento- ¿y cómo avenir, entonces, en un mismo pacto a arte y activismo, deseo de reconocimiento y compromiso desinteresado? Díficil..., pero necesario para asegurar su evolución. El siguiente desplazamiento debería darse en este sentido. Desligarse por completo del mundo del arte, trascenderlo, superarlo. Olvidar la importancia relativa de "ser artista", soltar definitivamente su lastre romántico y mitificador,... Porque lo que más importa en este caso no es la posibilidad de supervivencia del arte, sino la posibilidad de supervivencia de la acción.

En una de las secuencias de la película "El club de la lucha", el protagonista Jack/Tyler Durden propone a sus seguidores una serie de deberes o acciones de sabotaje que, por el momento, sólo son el preludio del Proyecto Mayhem, un plan supremo destinado a cambiar el mundo: explosionan una tienda de ordenadores, catapultan excrementos de paloma sobre un concesionario de coches de lujo, sustituyen las típicas instrucciones de salvamento en caso de accidente, que normalmente encontramos en los bolsillos de los asientos de los aviones, por unas láminas con dibujos de pasajeros horrorizados en el interior de un avión en llamas, borran las cintas de vídeo de una conocida empresa de venta y alquiler (Blokbuster), cambian el contenido de los mensajes de las vallas publicitarias de la Agencia Estatal de Medioambiente,... Como sucede en la vida real, la prensa da cuenta de todos estos actos de las dos únicas maneras que sabe hacerlo, ya sea criminalizándoles o ubicándoles en el contexto artístico (!): Performance Artist' Molested'. Esta sarta de gamberradas, a medio camino entre activismo y vandalismo, culmina con una obra única que se desmarca de ambos y que muy bien podría estar no-rubricada por Debord: la amenaza de muerte a un pobre empleado nocturno si no cambia de inmediato su vida para cumplir su sueño de estudiar veterinaria.
El Proyecto Mayhem atenta directamente contra instituciones y corporaciones, pero sus anónimos militantes no demuestran, ni una expresa orientación artística, ni una voluntad activista, tan sólo se trata de acciones de vida. No más arte, sólo vida.

NOTAS

(i). "No se puede trazar una distinción entre arte político y arte no político, porque todas las formas de la práctica artística contribuyen bien a la reproducción de un sentido común dado -y, en ese sentido, es política- o a la deconstrucción de su crítica". Conferencia impartida por Chantal Mouffe dentro del seminario Globlalización y diferenciación cultural, 19-20 de marzo, MACBA-CCCB, 1999. http://www.macba.es/castellano/09/09_04.html

(ii). CCC - Chaos Computer Club http://www.berlin.ccc.de/

(iii). "Sea cual fuere su contenido político, pedagógico, cultural, el propósito es siempre el de incluir algún sentido, de mantener a las masas bajo el sentido. Imperativo de producción de sentido que se traduce por el imperativo sin cesar renovado de moralización de la información: informar mejor, socializar mejor, elevar el nivel cultural de las masas, etc. Tonterías: las masas se resisten escandalosamente a este imperativo de la comunicación racional. Se les da sentido, quieren espectáculo. Ningún esfuerzo pudo convertirlas a la seriedad de los contenidos, ni siquiera a la seriedad del código. Se les dan mensajes, no quieren más que signos, idolatran el juego de los signos y de los estereotipos, idolatran todos los contenidos mientras se resuelvan en una secuencia espectacular. Lo que rechazan es la "dialéctica" del sentido. Y no sirve para nada alegar que están mistificadas". Jean Baudrillard, Cultura y simulacro, Kairós, Barcelona, 1978.

(iv). "La revolución del vídeo fracasó por dos razones: falta de acceso y ausencia de deseo. Falta de acceso a los medios de postproducción y difusión; desinterés y parálisis ante la idea de producir más imágenes en el seno de una sociedad saturada ya de imágenes. Traslademos la cuestión al activismo en la red. ¿Quién tiene acceso a Internet? ¿cualquiera?, ¿quién se interesa por el arte y el activismo social? ¿cualquiera?". Laura Baigorri, "El futuro ya no es lo que era. De la Guerrilla TV a la Resistencia en la Red", en el Catálogo del XIII Festival de Vídeo de Vitoria. Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. 1998 y en la sección Pensamiento de Aleph, Internet, 2000. http://www.aleph-arts.org/pens/baigorri.htm

(v). "La mayoría de los artistas incluidos en esta muestra son conscientes del riesgo que supone actuar en la cultura y, al mismo tiempo, oponerse a esa misma cultura e, incluso, a toda cultura entendida como entidad separada de la realidad del mundo. Uno de los aspectos que tratan de dilucidar es como enfrentarse individualmente a lo que hoy parece la forzosa asimilación institucional del arte". Manuel J. Borja-Villel, "Arte crítico y conflictos sociales", Exposición Antagonismos, MACBA, julio-octubre 2001.

(vi). Critical Art Ensemble "La desobediencia civil electrónica, la simulación y la esfera pública". http://aleph-arts.org/pens/dec_simul.html. Otros textos sobre Desobediencia Civil Electrónica en castellano en la web de La Fiambrera http://www.geocities.com/BourbonStreet/6900/CAE.htm. Critical Art Ensemble http://www.critical-art.net

(vii). Voteauction.com http://62.116.31.68/ y http://rtmark.com/voteauction.html.

(viii). "Michel De Certeau (hablando de las políticas de los pobres) hace una distinción entre lo que el denomina tácticas y estrategias. Se diferencian principalmente en que las estrategias tienen un lugar propio, son acciones que, gracias al establecimiento de un lugar de poder, resultan capaces de articular un conjunto de lugares físicos en los cuales las fuerzas están distribuidas y se privilegian relaciones espaciales. Las tácticas son procedimientos que ganan validez en relación al tiempo, a las circunstancias que el instante preciso de una intervención transforma en una situación favorable... El espacio de una táctica es el espacio del otro. Entonces debe jugar y con un terreno impuesto y organizado por la ley de un poder extraño...: es una maniobra en el "campo enemigo de la visión" y dentro del territorio enemigo. Elaborar un planteamiento táctico del trabajo artístico y político en la red, no puede sino partir de un reconocimiento del terreno en el que nos movemos, que nos sirva para detectar cómo la inmensidad de la red se resuelve en una serie de macro-corrientes, de canales, que mueven a una gran mayoría de visitantes "despistados/as", siendo así que a su vez se generan multiples canales de comunicación. Un planteamiento táctico del trabajo artístico y político en la red tiene que ser un dispositivo de engaño, de desviación, tiene que ser un trabajo de intercepción y redireccionamientos. Un dispositivo que trabaje sobre las grandes direcciones para segmentarlas. Área Táctica no está interesada específicamente en el mundo del arte ni en generar estados tranquilizadores, trabajan para conectar esferas, corrientes de interés diferentes en la gran trama inabarcable que es la web". Jordi Claramonte, Un Proyecto de Intervención en la Red (sobre Area Táctica http://www.vermail.net/areatactica).

(ix). Una de las especialidades de rtmark son las páginas de infiltración; la realización de páginas web alternativas consistentes en simulaciones casi idénticas de otras páginas institucionales o corporativas. Entre sus logros de contrapropaganda política destacan los "duplicados" de las páginas del por aquel entonces gobernador de Texas, George W. Bush, o del alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani. "A pesar de que resulta obvio que se trata de textos irónicos/paródicos, muchos de sus seguidores las confunden con las páginas originales y envían sus cartas de apoyo. En ocasiones, aunque se les responde claramente -diciendo que no se trata en ningún caso de la página de esos políticos- los obcecados seguidores siguen insistiendo con sus correos electrónicos como si hablaran directamente con el político en cuestión". En la web de rtmark http://www.rtmark.com

(x). "En este paso a un espacio cuya curvatura ya no es la de lo real, ni la de la verdad, la era de la simulación se abre, pues, con la liquidación de todos lo referentes. (...) No se trata ya de imitación ni de reiteración, incluso ni de parodia, sino de una suplantación de lo real por los signos de lo real, es decir, de una operación de disuasión de todo proceso real por su doble operativo, máquina de índole reproductiva, programática, impecable, que ofrece todos los signos de lo real y, en cortocircuito, todas sus peripecias". Jean Baudrillard, Ibídem.

(xi). El club de la lucha (Fight Club - 1999) Película de David Fincher a partir de la novela original de Chuck Palahniuk, Fight Club, Henry Holt Company, New York,1996. Fight Club de David Fincher (película) http://www.davidfincher.net/fightclub/index.htm y Fight Club de Chuck Palahniuk (novela) http://64.176.54.36/fightclub.htm.

(xii). En otro momento de la película, incluso, su director nos lanza un guiño debordiano e idea un sabotaje "contra el arte y contra el comercio" que mata a los dos pájaros de un tiro: una explosión hace que la escultura de una gran bola dorada rompa su delicado equilibrio y caiga rodando hasta la cafetería de un gran centro comercial, destrozándolo.